{"blocks":[{"key":"6e4qp","text":"ANIVERSARIO","type":"unstyled","depth":0,"inlineStyleRanges":[{"offset":0,"length":11,"style":"color-rgb(226,80,65)"}],"entityRanges":[],"data":{}},{"key":"40ecl","text":"Con su mágica combinación de folk y hard rock, se cumplen 50 años de Led Zeppelin IV, el clásico definitivo del cuarteto británico.","type":"unstyled","depth":0,"inlineStyleRanges":[{"offset":0,"length":131,"style":"fontsize-18"},{"offset":0,"length":131,"style":"BOLD"},{"offset":69,"length":15,"style":"ITALIC"}],"entityRanges":[],"data":{}},{"key":"e6h97","text":"_ _ _","type":"unstyled","depth":0,"inlineStyleRanges":[],"entityRanges":[],"data":{}},{"key":"a7ang","text":"por Pablo Strozza","type":"unstyled","depth":0,"inlineStyleRanges":[{"offset":0,"length":17,"style":"fontsize-16"},{"offset":0,"length":17,"style":"BOLD"},{"offset":0,"length":17,"style":"ITALIC"}],"entityRanges":[],"data":{}},{"key":"4u7d7","text":"“Aún alimento una actitud de amor / odio hacia Led Zeppelin. En parte por un interés genuino y una esperanza indefendible, y en parte por la convicción de que nadie tan grosero puede ser tan malo, recurro a cada nuevo álbum esperando, ¿esperando qué? No ecos sutiles de los monolíticos Yardbirds, ni auténticos experimentos bluseros, ni siquiera mucha variedad. Tal vez, sólo sea que parecen el último becerro de oro de los setenta”. El primer párrafo de la reseña de Led Zeppelin III que Lester Bangs escribió para Rolling Stone puede servir hoy como resumen de lo que la gran mayoría de la prensa anglosajona pensaba sobre el cuarteto inglés en 1970, de la mano de un disco que combinaba hard rock con inesperados números acústicos. Estos dichos, que afectaban de manera profunda al guitarrista Jimmy Page, el indiscutido líder del grupo, parecían no importarle a sus cada vez más numerosos fans, que no sólo compraban sin dudar cada uno de sus LPs, sino que también abarrotaban cada uno de sus conciertos. ","type":"unstyled","depth":0,"inlineStyleRanges":[{"offset":0,"length":2,"style":"fontsize-30"},{"offset":2,"length":1007,"style":"fontsize-16"},{"offset":468,"length":16,"style":"ITALIC"},{"offset":516,"length":13,"style":"ITALIC"}],"entityRanges":[],"data":{}},{"key":"qvoj","text":"Pero Page, el cantante Robert Plant, el bajista y tecladista John Paul Jones y el batero John “Bonzo” Bonham querían la popularidad y el prestigio. Así fue como los dos primeros se refugiaron en Bron-Yr-Aur, Gales, para encarar la composición de las canciones que integrarían su cuarto disco. Y de esta manera comenzaron a bocetar una nueva tonada larga, hímnica, destinada desde la lógica y la épica del conjunto a desplazar a “Dazed and Confused” como clímax de sus recitales. Su nombre era “Starway to Heaven”. ","type":"unstyled","depth":0,"inlineStyleRanges":[{"offset":0,"length":514,"style":"fontsize-16"}],"entityRanges":[],"data":{}},{"key":"d3ppj","text":"Zeppelin, entonces, comenzó a grabar sus canciones a finales del año 70, tanto en la campiña inglesa (en Headley Grange, Hampshire, en el estudio móvil de los Rolling Stones a cargo de Ian “Stu” Stewart) como en Londres. La colección de canciones abarcaba todos los estilos con los que el cuarteto había coqueteado hasta el momento: rock and roll, blues rural reformulado, rock duro y pesado y canciones acústicas y folklóricas. De esta forma, y ya sabedores de que tenían una obra maestra entre manos, tomaron otro desvío: una gira de un mes por las Islas, presentándose en universidades y en los clubes que habían cobijado al combo en sus comienzos. Una buena manera de testear de a poco las canciones flamantes y, al mismo tiempo, tocar de manera reposada los números desenchufados de Led Zeppelin III. ","type":"unstyled","depth":0,"inlineStyleRanges":[{"offset":0,"length":806,"style":"fontsize-16"},{"offset":788,"length":16,"style":"ITALIC"}],"entityRanges":[],"data":{}},{"key":"4uair","text":"Tras las sesiones de grabación, y desavenencias en la mezcla (Page, disconforme por el trabajo realizado por Andy Johns, decidió re encarar el trabajo por su cuenta), comenzaron los problemas con el sello discográfico Atlantic. El motivo era claro: Led Zeppelin quería que su nombre no apareciera en ningún lugar de la tapa de su cuarto long play, ni que hubiera mención alguna a sus integrantes, como venganza a las críticas que recibió su predecesor. La portada del disco era un óleo del Siglo XIX que mostraba a un campesino encorvado por un fajo de leña que cargaba en su espalda. En el interior, al desplegar el álbum, aparecía la imagen del Ermitaño de las barajas del Tarot. En el sobre interno del disco, sí se veía el nombre de Jimmy Page como productor, más la letra de “Starway…”. Y, para colmo, Page hizo que cada uno de sus compañeros diseñara un símbolo para que lo representara y reemplazara su nombre de pila. Plant eligió una pluma dentro de un círculo. Bonzo, tres círculos unidos entre sí. Jones optó por tres óvalos que dividían un círculo. Y el guitarrista pergeñó un esquema que muchos fans interpretaron como el símbolo de la alquimia para el ámbar, pero que enseguida se conoció como “Zoso”, un término sin ningún significado. Todo lo que parecía una derrota segura para Zeppelin se revirtió cuando el cuarteto amenazó al sello con no darles los másters del disco si no se respetaban estas condiciones. Claramente, Atlantic prefirió resignar el control total sobre la obra, a sabiendas que estaba ante un disco histórico. Y Led Zeppelin (o, mejor dicho, Jimmy Page), se salió con la suya.","type":"unstyled","depth":0,"inlineStyleRanges":[{"offset":0,"length":1612,"style":"fontsize-16"}],"entityRanges":[],"data":{}},{"key":"87m3i","text":"","type":"unstyled","depth":0,"inlineStyleRanges":[],"entityRanges":[],"data":{}},{"key":"2irpn","text":" ","type":"atomic","depth":0,"inlineStyleRanges":[],"entityRanges":[{"offset":0,"length":1,"key":0}],"data":{}},{"key":"fdjic","text":"","type":"unstyled","depth":0,"inlineStyleRanges":[],"entityRanges":[],"data":{}},{"key":"bm3s2","text":"Mientras tanto, el cuarteto seguía de gira por Estados Unidos, Canadá y Japón. En Los Ángeles el grupo estrenó “Black Dog” y tocó “Starway…” con una recepción excepcional. Y en Tokio, donde “Inmigrant Song” estaba en el número uno del ranking de ventas, los destrozos que ocasionaron en las instalaciones del Hotel Hilton hizo que posteriormente se les prohíba la entrada al lugar de por vida. La contrapartida fue su show en Hiroshima en beneficio de las víctimas de la bomba atómica, donde recibieron la medalla de la paz de la ciudad por parte de las autoridades. Tras esos tours se fueron de vacaciones, a la espera de la salida del disco. ","type":"unstyled","depth":0,"inlineStyleRanges":[{"offset":0,"length":644,"style":"fontsize-16"}],"entityRanges":[],"data":{}},{"key":"2821n","text":"Led Zeppelin IV. Zoso. Four Symbols. El Cuarto Disco. ¿Cómo llamar a una placa que desde lo formal no tiene nombre? IV, la opción lógica, es la que suele picar en punta a la hora de las simplificaciones. El disco abre con la ya nombrada “Black Dog”, un hard rock bautizado de este modo por un labrador que entraba y salía del estudio mientras le daban forma a un fraseo original de Jones. Acto seguido, la explícita “Rock and Roll”, que tuvo un origen fortuito: Bonzo arrancó a tocar “Good Golly Miss Molly” de Little Richard cuando la banda (más Ian Stewart en piano a lo Jerry Lee Lewis) se sumó en la improvisación y Plant le daba forma de una a la letra. El rulo de batería del final es una prueba de iniciación para toda persona que se haya sentado tras los parches en cualquier lugar del mundo. La tercera canción es “The Battle of Evermore”. Por primera y única vez Plant fue acompañado por una voz femenina en un disco de Zepp. Sandy Denny, de Fairport Convention (combo de folk rock británico admirado más que nada por el cantante y por el guitarrista) se sumó en un contrapunto infinito con la voz de Plant y la mandolina de Page (cuenta la leyenda que esa fue la primera vez que Jimmy tocaba ese instrumento). El lado A cierra con, claro, “Starway to Heaven”. Poco se puede agregar a una canción de la que casi se escribió todo y se escucho millones de veces, tanto en esta versión original como en la incluida en el disco en vivo The Song Remains The Same (1976). Sí, y como también ocurre de modo análogo con “No Woman No Cry” de Bob Marley y su versión original y la de Live! (1975), sorprenderse cuando se escucha otra interpretación de “Stairway…”, como en los casos de las BBC Sessions (1997) y del extraordinario directo How The West Was Won (2003), y desechar posturas snobs para reafirmar que se trata de una canción imbatible.","type":"unstyled","depth":0,"inlineStyleRanges":[{"offset":0,"length":1847,"style":"fontsize-16"},{"offset":0,"length":15,"style":"ITALIC"},{"offset":23,"length":12,"style":"ITALIC"},{"offset":1442,"length":25,"style":"ITALIC"},{"offset":1584,"length":5,"style":"ITALIC"},{"offset":1690,"length":12,"style":"ITALIC"},{"offset":1739,"length":20,"style":"ITALIC"}],"entityRanges":[],"data":{}},{"key":"1dd4l","text":"El lado B arranca con “Misty Mountain Hop”. Si hay una canción en la que todos los miembros de Zeppelin (“Uno de los pocos grupos dónde estás ante cuatro integrantes impresionantes: alrededor de cualquiera de ellos se podría haber armado una banda”, tal como dijo Daniel Melero) se lucen, es esta. El inicio con el piano eléctrico de Jones (que enseguidita establece una charla con la guitarra), el momento en el que florecen las sobre grabaciones de Page (a los 2:40 minutos), el redoble de batería de Bonzo a los 3:56 minutos que parece sostenerse en el aire de manera ingrávida y el llamado y respuesta tipo góspel pagano de la voz de Plant (“I really don’t know, oh, oh, oh, oh, oh, oh …”) son algunos de los detalles a tener en cuenta al escucharla. “Four Sticks” da cuenta de un Bonzo que utilizó cuatro baquetas para grabar y de esta forma poder dar con un golpe de batería más contundente de lo habitual en una orquestación proto world music, rescatada en el Unledded de Page y Plant (1994). “Going To California” rinde tributo, de manera acústica, del amor de los Zepp por la figura de la genial Joni Mitchell, y los versos “Pasé mis días con una mujer cruel, fumé mis cosas y bebí todo mi vino. Decidí comenzar de nuevo, e ir a California con un dolor en mi corazón”, son de los más tiernos que salieron de la pluma de Plant. “When the Levee Breaks” pone punto final al disco. La canción es una relectura de un blues tradicional de 1929 escrito por la pareja kanseña de Joe McCoy y Memphis Minnie, que trataba sobre la inundación del Mississippi de 1927, la más trágica en la historia de los Estados Unidos antes del Katrina. La apropiación de Zeppelin fue tal que, años después, esta toma fue sampleada tanto por los Beastie Boys (“Rhymin & Stealin” de Licensed To Ill, en donde también incluyeron el riff prestado de “The Ocean” para “She’s Crafty”) y Eminem (“Kim”). ","type":"unstyled","depth":0,"inlineStyleRanges":[{"offset":0,"length":1881,"style":"fontsize-16"}],"entityRanges":[],"data":{}},{"key":"4ufr8","text":"“Simplemente, su mejor grabación de todos los tiempos”. La definición de Nick Kent en su libro de memorias Aparthy For The Devil (2010) funciona de forma contundente e irrefutable al momento de definir Led Zeppelin IV, junto a las 37 millones de copias que lleva vendidas desde el momento de su aparición. Y su descendencia. Desde clones horribles (Kingdom Come, Greta Van Fleet) y parodias geniales (Dread Zeppelin) hasta psico darks transformados (The Cult, The Mission); con una escala en Jeff Buckley, que pese al padre que tuvo jamás dejó de decir que la mejor voz que escuchó en su vida fue la de Plant al comando de Zeppelin; los ya citados Beastie Boys, Mars Volta y Jack White. Y el último Whitesnake: pocos robos en la historia son tan descarados como el de “In The Still of the Night” a “Black Dog”. Tanto es así que Coverdale no dudó, y tras disolver su grupo grabó un disco de neto corte zeppeliniano con Page, del que muy pocos se acuerdan hoy. Por todo esto, y mientras esperamos ansiosos la vuelta en disco del dúo de Robert Plant y Alisson Krauss, parafraseamos a sus autores y decimos, todos juntos, Hats Off To (Led) Zeppelin IV!","type":"unstyled","depth":0,"inlineStyleRanges":[{"offset":0,"length":1148,"style":"fontsize-16"},{"offset":202,"length":15,"style":"ITALIC"}],"entityRanges":[],"data":{}},{"key":"ai6os","text":"","type":"unstyled","depth":0,"inlineStyleRanges":[],"entityRanges":[],"data":{}},{"key":"2hflu","text":"_ _ _ ","type":"unstyled","depth":0,"inlineStyleRanges":[{"offset":0,"length":6,"style":"fontsize-16"}],"entityRanges":[],"data":{}},{"key":"aful2","text":"Pablo Strozza","type":"unstyled","depth":0,"inlineStyleRanges":[{"offset":0,"length":13,"style":"fontsize-12"},{"offset":0,"length":13,"style":"BOLD"}],"entityRanges":[],"data":{}},{"key":"p3an","text":"Es periodista de rock. Fue editor de Rolling Stone.En la actualidad escribe para Clarín. En Twitter es @pstrozza.","type":"unstyled","depth":0,"inlineStyleRanges":[{"offset":0,"length":113,"style":"fontsize-12"}],"entityRanges":[],"data":{}},{"key":"b26cf","text":"","type":"unstyled","depth":0,"inlineStyleRanges":[],"entityRanges":[],"data":{}},{"key":"55mh1","text":"","type":"unstyled","depth":0,"inlineStyleRanges":[],"entityRanges":[],"data":{}},{"key":"2jm33","text":"","type":"unstyled","depth":0,"inlineStyleRanges":[],"entityRanges":[],"data":{}}],"entityMap":{"0":{"type":"IMAGE","mutability":"MUTABLE","data":{"src":"https://cdn.feater.me/files/images/110168/452b2354-71a2-463c-ac8c-b9f13d0772b3.jpg","height":"auto","width":"auto"}}}}